¿Qué es el vaginismo? ¿Cómo afecta a las relaciones sexuales?
Por Marian Ponte
El vaginismo consiste en una contracción involuntaria (espasmo) que se da en el exterior de la vagina (los músculos perivaginales que rodean el tercio exterior de la vagina), creando malestar en las relaciones sexuales e impidiendo de esta forma la penetración. Cada intento, produce tensión y dolor.
Las parejas pueden creer que les falta habilidad o que ellas, no desean el coito así como darse otros problemas secundarios a dicha disfunción sexual (dificultades de erección, problemas de deseo, conflictos de pareja etc.). En muchos casos la abertura vaginal se cierra por completo, las mujeres no pueden tampoco intentar introducirse un dedo o un tampón y llegando incluso a un malestar cuando la ginecóloga intenta introducir un especulum ginecológico en la vagina.
La penetración se vive como algo negativo que les puede causar dolor generando miedo, ansiedad y tensión en el cuerpo. Al ocurrir dicha contracción involuntaria, las mujeres que lo padecen pueden vivirlo con mucho dolor, frustración y sentimiento de inadecuación y diversos miedos como la pérdida de la relación.
La mujer tensiona las piernas provocando tensión en el organismo. La idea de intentarlo produce un gran malestar pudiendo afectar al deseo, a la relación de pareja, a la intimidad y a la autoestima de ambos e incluso causar otras disfunciones sexuales. Sucede en otros momentos, que las personas viven su vaginismo explorando muchas otras alternativas como jugar con el cuerpo, masturbarse mutuamente, sexo oral y se acomodan a vivir unas relaciones que disfrutan con diversas opciones sin que intervenga la penetración.
Es importante atender que el vaginismo en sí no es malo y que depende de la causa que lo provoque. Si miramos la historia de la mujer, muchas veces es un mecanismo muy útil de protección.
Verlo como una disfunción sin atender a otros factores puede dañar a la mujer sobre todo cuando es funcional y se le dice: “has de curarte”. Lo más sano es atender a la razón que pudo causarlo, ir a la raíz siempre que se esté preparada y se sienta así.
El vaginismo puede en ocasiones estar protegiendo a la persona por ejemplo, de no sentirse más abusada con una relación que no funciona. Su tratamiento no ha de deberse a “cumplir” con lo que la pareja espera de dicha mujer, sino desde el convencimiento y el respeto de lo que siente y elige para si misma. Si la mujer viene forzada por miedo a perder por ejemplo a la pareja, no se vive con placer
¿Cuáles son las causas que lo provocan?
Las causas pueden ser de origen orgánico o psicológico:
- En las causas orgánicas requieren de una revisión ginecológica. Muchas de ellas provocan dispareunia (dolor coital) más que vaginismo y encontramos entre ellas: La existencia de alguna cicatriz en la entrada de la vagina (consecuencia por ejemplo de un parto traumático por episiotomía o un aborto), infección por ETS (enfermedad de trasmisión sexual), ausencia de lubricación por problemas en la falta de excitación, himen rígido o imperforado, inflamación dolorosa del la pelvis (puede ser junto a endometrio, vagina o vulva); congestión pelviana crónica (por excitación sexual reiterada), alergia al preservativo, etc.
- En las causas psicológicas son diversas: primera relación sexual con dolor y otros intentos fallidos, miedo al dolor después de la rotura del himen , falta de información (como ignorar la anatomía) que genera miedo o prejuicio, ausencia de lubricación (por mala estimulación) experiencias sexuales traumáticas como una violación o abuso sexual, tener relaciones sin tener ganas y bajo cierta presión, culpa o rechazo ante la sexualidad (como una educación restrictiva), miedo a la penetración o al embarazo, complejo e inseguridad con el cuerpo, traumas infantiles, mitos como por ejemplo creer que la primera vez duele o sangras, etc.
¿Puede padecerlo cualquier mujer?
Sí porque el vaginismo no depende de la voluntad de las mujeres dado que es un acto reflejo (espasmo involuntario). Las mujeres que han de convivir con vaginismo no tienen problemas de deseo y orgasmo (aunque pueda darse por otras causas). Les sucede que no pueden de forma voluntaria controlar que no se produzca en cierre del introito vaginal. Hasta el punto que en muchos casos ni siquiera un dedo o un tampón son posibles de introducir en la vagina.
¿Qué problemas derivados puede ocasionar en la pareja?
Depende de cómo se viva la relación de pareja. Si tienen una relación de pareja muy armoniosa en todas las áreas importantes (ocio, relaciones afectivas, economía y gastos, relaciones de amistad, filosofía de vida, comunicación etc.) pueden jugar y disfrutar de todo el cuerpo excluyendo la penetración. Las parejas pueden estar así mucho tiempo e incluso años. Adquieren distintas maneras de vivir su sexualidad y a veces con muchísima riqueza. Pueden venir a consulta cuando desean un hijo o cuando ya empieza afectarles emocionalmente dado el tiempo que ha transcurrido. Si la relación de pareja está menos estable, es más fácil que les afecte más en su relación. Influye así mismo cómo la pareja piensa sobre el sexo y lo que implica en la pareja.
En consulta vemos que en muchos momentos las parejas llegan con baja autoestima y con sufrimiento. Puede suceder que el hombre sienta malestar porque ha estado protegiendo a la pareja de que no se sienta mal o le ha preocupado que tenga miedo. Por protegerla puede no decir nada, probar distintas cosas y evitar que ella lo viva como reproche y decida dejar la penetración como una parte de sus relaciones sexuales o se tenga a penas sexo. Muchos hombres cargan situaciones que les duelen y no lo expresan o ambos hablan sin parar sobre el tema y les afecta mucho al no encontrar soluciones.
Puede suceder que discutan o se de ultimátum así como que se active miedo a perder a la pareja, vivir la situación como rechazo o que se produzca mucha obsesión por obtener una relación con penetración idealizando su consecución posible. Se ven también disfunciones sexuales como consecuencia de un largo período de que la mujer tenga vaginismo: disfunción eréctil, bajo deseo sexual (de uno o de los dos), aversión sexual (rechazo irracional ante cualquier actividad sexual). Se produce en muchos hombres la idea inconcebible de tener en su relación no sexo, y algunos optan por la pornografía o por ser infieles y hay casos que presionan a sus parejas para que curen su vaginismo o si no las dejan. La mujer puede sentirse acusada, rechazada, negada y con la sensación de que no vale.
¿Por qué a veces la penetración no resulta tan sencilla como nos gustaría?
Hay que atender a la causa base de la disfunción para comprender la relevancia de la anorgasmia. Una vez trabajada la base se ha de trabajar la respuesta involuntaria, que no depende de la voluntad de la mujer, con determinados ejercicios y psicoeducación. Hay muchos factores que afectan y que nos hemos de preguntar: ¿es una causa orgánica o psicológica? ¿Cuándo empezó y qué pasó? ¿Ha sido así desde el principio? ¿Cuánto tiempo hace que le sucede? Etc.
¿Qué factores influyen a la hora de empeorar la situación?
Hablar demasiado del tema dando vueltas sin soluciones alimentando el sentimiento de incapacidad. Forzar intentos de penetración, evitar hablar del malestar que te causa tragando frustración, rechazo o dolor. Exceso de sobreprotección en el hombre (miedo a dañar) hacia la pareja olvidando cómo lo vive pudiendo generar una disfunción sexual secundaria al problema que se vive. Asociar otros problemas de la pareja a que esa por el vaginismo lo que les sucede. Falta de sensibilidad o de tacto.
¿Cómo puede la mujer solucionar el problema?
Aquí vendría bien que comentaras algunas cosas que las chicas pueden hacer para relajarse y atajar el problema (por ejemplo, cinco “trucos”)
El problema puede solucionarse sabiendo:
- La vagina posee una gran flexibilidad a diferencia de cómo nos la imaginamos.
- Entender las causas que la producen y porque se da dicho espasmo involuntario y cómo funciona. Explicándoles que hay una evitación fóbica a insertar el pene o un objeto en la vagina.
- Empezar a realizar ejercicios concretos para dilatar la vagina además de enseñar ejercicios de relajación.
- Trabajar: ejercicios de masturbación, de masturbación a tu pareja, y finalmente, el coito.
- Reducir la ansiedad en ambas personas de la pareja, ya que es muy común que existen factores emocionales que de forma negativa en ambas personas producto de la frustración por esta disfunción sexual.
La mujer puede ayudarse si:
- Reconoce que tensiona la piernas y no se relaja
- Observa en un espejo cómo tensa y aprende técnicas para relajar los músculos que rodean la vagina
- Relaja todo el cuerpo y es consciente de cuando está tensa o relajada manejando su ansiedad 4) Gradualmente puede jugar con alguno de sus dedos comprobando que su vagina es más sensible de lo que cree.
¿Cómo puede ayudar él a solucionarlo?
Colaborando con lo que ella aprende, comprendiendo que es el vaginismo, porqué sucede, no presionando y manteniendo con calma, paciencia y amor antes las dificultades que ella viva. Es desde ahí facilita que si la mujer decide mejorar y dar pasos, los dará con más seguridad y relax.
¿Qué posturas favorecen una penetración más sencilla? (Por ejemplo tres)
No es un tema de posturas sino de posibilidad de que se de la penetración. Si se llega a dar muchas veces hay dolor y no es conveniente forzar. Si es posible penetrar y hay miedos a cierta dificultad sí que es razonable usar posturas menos profundas.
Podemos usar:
- Postura dónde el hombre está en la cama apoyado de espaldas y se abre de piernas para que los muslos de su compañera se deslicen entre los suyos, resultando menos profunda si la mujer se abre de piernas
- Ambos miembros de la pareja, se encuentran arrodillados en la cama. La mujer se desliza por encima de los muslos del hombre, guiando el pene hacia la vagina
- Los dos están de pie, uno frente al otro. El hombre frota su pene contra la vulva y después de unos minutos de fricción, la vulva se abrirá para permitir una penetración superficial. En todo caso posturas dónde se abren las piernas o la mujer controla el grado de penetración ayudan como por ejemplo que ella esté encima y decide el grado de penetración.
En todos los casos falta recoger la historia sexual previa y la relación establecida con su cuerpo a lo largo del ciclo vital.
Supuesto 1: Vanessa, 26 años. Ha empezado a verse con un chico que tiene novia y los encuentros sexuales no culminan en coito porque él no puede penetrarla (ella se cierra en banda). Es la primera persona con la que le pasa.
Valoración: puede suceder que le genere malestar que él tenga novia y entre en conflicto. Sino le ha pasado con otros es porque es secundario, es decir, se debe a una circunstancia concreta que le produce que ocurra. Faltan datos y pueden haber muchas hipótesis: que le guste demasiado el chico y no pueda implicarse, que sea algo muy forzado y poco afectivo y enfocado a una relación más sexual, que se de con brusquedad, que tenga tendencia a tener pareja y no sexo esporádico y no lo viva bien etc.
Supuesto 2: Aura, 23 años. Autoexigente, bastante nerviosa, no se siente demasiado cómoda con su aspecto físico. Tiene miedo a no ser en la cama lo que su pareja ocasional espera. A veces mantiene relaciones con penetración pero no siempre puede y las veces que lo consigue es tras mucho intentarlo y yendo muy despacio. Pueden ser muchos factores entre ellos miedo al fracaso, a no cumplir o a ser rechazada. Seria necesario valorar la historia sexual previa. Parece indicar que cuando la relación se muestra tierna, relajada y de aceptación baja su malestar y su exigencia facilitándose sentirse más segura con la persona y se permite disfrutar. La exigencia genera tensión y no permite relajarse y disfrutar.
Supuesto 3: Clara, 29 años. Siempre que inicia una relación seria con un chico nuevo, le cuesta la penetración. No le es fácil olvidar a sus ex parejas y abrirse a personas nuevas. Seguramente tiene que ver con cómo ha vivido el sexo en sus otras relaciones y que necesita un tiempo para acoplarse y confiaren el otro. Habría que mirar si está afectivamente enganchada en sus otras relaciones y no está en el presente con la nueva relación o no esté bien cerrado sus anteriores vínculos. Su estilo afectivo puede generar que al no tener una base segura tenga ciertas dificultades en sus relaciones.